domingo, 17 de mayo de 2009

Extincion


-Mirálo bien querida. ¡Me parece que el viejo se volvió loco!
-Tal vez tengas razón. Y su mujer y sus tres hijos no le van en saga.
-Lo peor es que ha contagiado esa locura a los demás como él. Muchos han colaborado para construir ese adefesio.
-Igual, el que otros hombres y mujeres lo hayan ayudado no significa demasiado. O acaso: ¿no está toda la humanidad un poco desquiciada?
-No se como van a hacer para trasladar semejante mole hasta el mar. Treinta codos de largo. Decididamente el viejo se puso gagá. Encima vació todo el bosque de acacias para construir eso.
-Pero escuchame amor. Mirá si en una de esas tiene razón. ¿Y si dentro de tres días llega, como dice, ese diluvio que durará cuarenta días y cuarenta noches e inundará toda la tierra?
-No seas inocente. Ese tipo desbarrancó y con él todas las especies de animales que creen en su delirio. Aparte: ¿por qué Dios hablaría con él? Si está tan enojado con los hombres como dice Noé: ¿por qué habría de avisar sobre un diluvio universal?
No demos más vueltas que ya es muy tarde. Vámonos a casa, vieja.
Así, esa pareja decidió no hacer caso al llamado de Noé para ayudarlo a construir una barca con la cual, decía, se podría sobrevivir al diluvio. En esa embarcación debían subir una pareja de cada especie que habitaba la Tierra para así no perecer por culpa del diluvio.
Esa pareja de unicornios azules no le creyó a Noé y decidió volver con los suyos.

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