El león no se rinde,
está encerrado,
camina de pared a pared.
Gruñe.
Está con algunos de los suyos,
sufre por sus otros.
Aún en esa cárcel
sabe que su vida
peligra.
Los que lo encerraron
mataron a su familia,
a toda,
a sus amigos,
su corazón es fuerte, muy fuerte.
No lo rinden,
no se rinde,
no se dobla.
Sus ojos todo lo ven,
sus garras son de león jóven,
sus manotazos son pesados,
su boca lastima.
Ningún dueño de los carceleros
lo quiere, le temen.
Mira el futuro confiado,
altivo,
las rejas son viejas,
el es mañana.
No lo mataron
ni con la pica en la nuca
Sigue siendo
el león rojo,
sin patria,
el bolche,
nuestro León.
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