lunes, 26 de marzo de 2012

Tras los pasos de Miguel

Tras los pasos de Miguel




Para vos atleta

para vos que sabés del frío, de calor,

de triunfos y derrotas

para vos que tenés el cuerpo sano

el alma ancha y el corazón grande.

Para vos que tenés muchos amigos

muchos anhelos

la alegría adulta y la sonrisa de los niños.

Para vos que no sabés de hielos ni de soles

de lluvia ni rencores.

Para vos, atleta

que recorriste pueblos y ciudades

uniendo Estados con tu andar

Para vos, atleta

que desprecias la guerra y ansias la paz



Miguel Benancio Sánchez



Miguel Sánchez era uno más entre diez hermanos que llego a Buenos Aires desde su empobrecida Tucumán como tantos, lleno de sueños. Fue futbolista en Gimnasia y Esgrima La Plata. Trabajo en el Banco Provincia. Fue atleta en Independiente de Avellaneda. Militaba en la Juventud Peronista en Berazategui. Era poeta. Corrió tres veces la San Silvestre. Lo entrenaba el mítico Osvaldo Suárez. Todos los años se hacen carreras en su nombre en Roma, Buenos Aires, Berazategui, La Habana, Tucumán, Bariloche. Se lo llevo un grupo de tareas de su humilde casa en Villa España en la madrugada del 8 de enero de 1978. Es el único deportista federado desaparecido. Llevaron su cuerpo pero no se pudieron llevar sus poesías, sus ideales, sus horizontes. Todo eso sigue con nosotros.

Los que participan de alguna de las Carreras de Miguel si miran de reojo, con el izquierdo, tal vez lo vean, se vean, corriendo trás los mismos pasos.









Todos los eneros, un domingo cerca de fin de mes, se realiza en Roma "La corsa di Miguel". Este año se correrá la décimosegunda.

La competencia es organizada por el periodista italiano Valerio Piccioni desde el 9 de enero del 2000. La primera en esa fecha contó con 353 participantes que llevaron una camiseta con la imagen del rostro de Sánchez en la parte delantera y una reproducción del poema "Para vos atleta" en la espalda, con el que encabezamos esta nota, escrito por Miguel Sánchez en diciembre de 1977.

En enero de 1998, tras un reportaje de los periodistas Ariel Scher y Víctor Pochat de la sección deportiva del diario Clarín, en el que reconstruyeron la vida del corredor el periodista italiano, Valerio Piccioni, de La Gazzetta dello Sport, viajó a Buenos Aires para realizar una investigación sobre el tema publicado, cuyo resultado fue la publicación del libro "La corsa di Miguel" (La carrera de Miguel).

La actividad en Roma suele comenzar dos días antes, el viernes, donde chicos de diferentes edades corren "Los mil de Miguel", una carrera en la que jóvenes estudiantes recorren 1000 metros. Para el cierre del domingo mas de 10.000 personas año tras año desandan los 10 kilómetros por la memoria y la libertad que propone esta competencia. Y cada uno de los participantes se lleva un disco compacto con los poemas escritos por Miguel Sánchez, hechos canción, gracias al trabajo de los alumnos y profesores de la escuela N° 7 de Berazategui, el barrio donde secuestraron a Miguel, en Buenos Aires.



Ahora todo esto es por Miguel Sanchez, un argentino, pero: ¿Quién es Miguel?

Miguel Benancio Sánchez era un tucumano de familia humilde nacido en Bella Vista el 6 de noviembre de 1952 desde donde fueron corridos por una de las tantas crisis de la zafra azucarera. Se trasladaron a Villa España, en el partido bonaerense de Berazategui. A comienzos de los 60 inició su carrera de futbolista en las divisiones inferiores de Gimnasia y Esgrima de La Plata, combinando la práctica deportiva con su trabajo como empleado en el Banco de La Provincia de Buenos Aires. En 1974 el exceso de trabajo lo hizo abandonar el fútbol y comenzó a practicar el atletismo, federándose en el Club Atlético Independiente y participando, por ejemplo, en tres oportunidades en la tradicional Corrida de San Silvestre en Brasil que se realiza todos los 31 de diciembre.

Su vida como la de tantos jóvenes de su generación pasaba por querer hacer otra sociedad, más justa, solidaria. A Miguel los poemas que hacia no le alcanzaba. Era militante de la Juventud Peronista.

¿Qué pasó?

Es 8 de enero de 1978 y Miguel, recién llegado de correr por tercera vez la San Silvestre en Brasil, descansa en su casa de San Martín 176 en Villa España, Berazategui. Es domingo pero tal vez igual se durmió pensando en salir a correr un poco a media mañana por los costados del campo de Golf de Ranelagh, a algunos kilómetros de su casa. O en como cerrar algún poema, o tal vez sufriendo por algún cumpa que le contaron hace varios días que nadie ve.

Tal vez ya dormía a las a las 3 y 30 de la madrugada de ese 8 de enero cuando los perros del barrio se asustaron. Seres salvajes se acercaban sigilosamente a la casa. Un grupo de sucias tareas, que se dijeron militares sin identificarse, partieron en dos la humilde puerta y la historia de esa familia, y se llevaron por la fuerza a Miguel.

A Miguel, que tenía 25.años. A Miguel que corría para sentirse un poco libre, al que militaba en la Unidad Básica del barrio, al que quería otra sociedad, al que escribía poesía tan libre como sus sueños.

La que habla es Elvira Sánchez, hermana de Miguel:”-…Yo no estaba, pero estaba mi madre. Vinieron entre seis y ochos tipos presentándose como un comando militar, sin credenciales, y preguntaron por Miguel Ángel. Era extraño porque el nombre de mi hermano es Miguel Benancio (así con B larga). En el paredón se colocaron dos con ametralladoras y el resto empezó a revolver todo, buscando información con tanta violencia que hasta tiraron una biblioteca entera al piso. El perro se asustó tanto que no ladró por dos años. A Miguel le indicaron que se pusiera el equipo de gimnasia que estaba en una silla y se lo llevaron. Pidió darle un beso a mi mamá antes de irse, pero no lo dejaron. También se llevaron su agenda“

Le toca el turno a Osvaldo Suárez, su entrenador y tres veces campeón en San Silvestre:” -Le decían El Tucu y se entrenó conmigo durante tres años en Villa Dominico. Era un chico excelente. Miguel era Miguelito en Villa España y el atletismo le daba vueltas por la cabeza todo el tiempo. Se cuidaba mucho con las comidas y devoraba miel y verduras con el mismo entusiasmo con el que expulsaba a las frituras de su dieta. No fumaba y tampoco le gustaba que el olor del tabaco le anduviera cerca. Como contrapartida, educaba su condición de atleta con la voluntad que merecen las cosas a las que se ama. O se levantaba a las 6 de la mañana para ir a correr al campo de golf de Ranelagh, o se llevaba el bolso para ir a Villa Domínico y entrenarse cuando salía del trabajo”



Cuando cumplió los 17 años, llegó a la Capital soñando futuros y modeló un pedacito de esos sueños cuando lo tomaron como ordenanza en la casa central del Banco Provincia de Buenos Aires. Siete años antes había muerto su padre. Su mamá, Cecilia Santillán, lo acompañaba en el hogar de Villa España.

Sigue Elvira:”-… En el Banco le decían El Correcaminos, lo querían mucho. Allí le daban los viáticos para competir fuera, así que él representaba al Banco Provincia. En el trabajo, tenían expuestos un montón de premios que ganó. Siempre le hacían notas en la revista mensual que publicaba el banco. Elvira conserva 50 trofeos, 36 medallas y varias fotos de su hermano compitiendo. Me dijeron en el banco que algunas copas se las quedaban ellos, apunta. El de los trofeos es, como todos, un recuerdo activo”

Sánchez tenía vocación por la escritura. Escribía muchísimo, con faltas de ortografía pero con mucho sentimiento, detalla Elvira, quien tiene a mano muchos de los textos de su hermano y encontró en la relectura un modo de seguir estando con Miguel.



Otros caminos nos conducen desde Roma



No solo en Roma se realizan actividades en memoria de Miguel Sanchez. Desde el domingo 11 de marzo de 2001, en Buenos Aires, se corre “La Carrera de Miguel”, en sus dos alternativas de 5 y 9 km. Impulsada por Elvira, su hermana.

En Villa España, Berazaregui, su barrio, todos los años la competición parte desde la esquina de las calles 149 A (calle Miguel Benancio Sánchez) y 24 junto a la Escuela Media nº 7 y fue, la primera, organizada por una comisión de 6 personas de dicha escuela: León Pagnutti, Martín Sinito, Ana Paredes, Fernando Pereyra (ayudantes de Laboratorios), Javier Crozes (Profesor de Educación Física) y Mariela Pintos (Preceptora), y la colaboración de algunos docentes, alumnos y directivos; así como también de varias muestras y talleres que contaron con el apoyo de la comunidad. Muy elogiado fue el diseño de la camiseta alusiva de la primera carrera (un trabajo original de los profesores Mariano Ronconi y Fernando Pereyra) que se llevaron todos los participantes. El recorrido tocó la casa de la familia Sánchez donde había una bandera que decía "Para vos atleta. Escuela Media 7", al tiempo que los participantes eran saludados con aplausos por los vecinos.

Otras voces y otros cuerpos encarnan a Miguel Sánchez en las nuevas ediciones de "La carrera de Miguel" en Bella Vista, Tucumán, La Habana, Bariloche, como lo hacen muchos en las ciudades de Buenos Aires y Roma bajo una misma consigna: "corremos para no olvidar”. “La carrera de Miguel y de los 30 mil desaparecidos”, como nos dice Elvira Sánchez, su hermana.



Un final abierto, hasta que hagamos justicia

Luis Horacio Sánchez, uno de los hermanos de Miguel, hizo la denuncia del secuestro el 12 de junio de 1978. Nunca nadie le dio una respuesta. En 1984, la familia Sánchez presentó el caso de Miguel a la CoNaDeP. Cecilia Santillán, la madre, se hizo todas las preguntas, recorrió todos los dolores y cuidó en un armario la ropa de Miguel. Hasta que murió en 1992, esperó con vida al hijo que le llevaron con vida.

Elvira pronuncia Miguel y aporta otra historia. Y otra. Y otra. En cada historia, la memoria viva de Miguel Sánchez enfrenta al espanto, truena impunidades, enciende la ternura y sigue corriendo. Corre fuerte e implacable hasta dejar atrás para siempre cualquier tentación del olvido.



Nada se pudo hacer, jamás se supo nada sobre su cuerpo.

Miguel fue el único atleta federado desaparecido por la última dictadura militar, mientras la historia argentina seguía su curso, se jugaba el mundial de fútbol, sus parientes y amigos hacían lo imposible por encontrarlo.



Según relatos de detenidos, habría permanecido en el centro de detención clandestino “El Vesubio”.

Su nombre lo llevan numerosas bibliotecas, parques y pistas de atletismo de nuestro país y del mundo. Sus pasos es fácil verlos en los pasos de tantos otros desaparecidos. En tantos pasos de muchos de los que también luchamos por una sociedad justa y de iguales. Tal vez por otros caminos distintos a los de Miguel y a la vez muy parecidos.

Los pasos de Miguel los desandamos para hacer justicia, para no olvidar, para saber quienes son y quienes somos.

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